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Ecología: El Farol de la Cumbre de Cophenague

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Mensaje  Correa Álvarez A. Mar Abr 06, 2010 3:10 am

La Cumbre de la ONU sobre el cambio climático de Bali 2007 (COP 13) abrió el camino (vía Poznan 2008, COP14) hacia Copenhague 2009 (COP15), donde se tenía que negociar la continuación del Protocolo de Kyoto, que vence en 2012. Tras el fracaso de la COP 15, la última oportunidad (y ya vamos tarde) es la COP 16 de Cancún (México, 29/11-10/12/10).
Las maratonianas sesiones de la cumbre de Copenhague concluyeron con un rotundo fracaso. Hubo un principio de acuerdo, sí, pero sus contenidos fueron tan inconcretos que un puñado de países pobres aún reflexionaba a altas horas de la noche si había que firmarlo.
Las delegaciones que habían pilotado la negociación se conformaron con unos textos descafeinados que se tendrán que renegociar… en el 2010.
Los insuficientes compromisos de los países ricos, fundamentalmente EEUU, y la intransigencia de algunas potencias emergentes resultaron irreconciliables. A partir de ahora, todos los esfuerzos que se emprendan para detener el avance del cambio climático tendrán un carácter dramático porque el tiempo se acabó. Para quedar bien, se ha decidido que los países ricos anuncien antes del 1 de febrero unos nuevos objetivos de reducción de emisiones de CO2. Serán, sin embargo, unos objetivos no vinculantes.
Algunos de los detalles más novedosos muestran la poca entidad del texto. En el primer capítulo del acuerdo dice, por ejemplo, que la comunidad internacional «se compromete» a evitar que la temperatura suba dos grados con respecto a los niveles preindustriales (año 1800). Sin precisar lo que ha de hacer cada uno, eso es poco menos que nada.
El acuerdo de mínimos se alcanzó después de una reunión del presidente de EEUU, Barack Obama, con tres pesos pesados reticentes: los representantes de China, India, Suráfrica y Brasil. «El acuerdo no es suficiente, pero es una primera etapa», declaró el propio Obama, que más tarde admitió que difícilmente se alcanzará un compromiso vinculante en los próximos meses. Los 3.600 millones de dólares (2.500 millones de euros) que EEUU les anunció fueron determinantes.
De hecho, este es el acuerdo más relevante. El texto afirma que los países industrializados deberán aportar anualmente 72.000 millones de euros a partir del año 2020 en ayudas para que los países más desfavorecidos puedan prepararse para el cambio climático. Se empezaría en el 2010 por una cantidad menor y se iría subiendo progresivamente, aunque no se establece un reparto de cuotas. A corto plazo, en el periodo 2010-2012, serán 21.000 millones de euros. La UE se había comprometido a poner 7.300 millones; Japón, otros 7.700, y anoche Estados Unidos anunció 2.500 más. El texto no especifica ni quién aportará los fondos que faltan ni quién los recibirá.
En un asunto controvertido, los países emergentes aceptaron un sistema independiente de verificación para sus emisiones de CO2 aunque con garantías de que no se inmiscuirá en la soberanía energética nacional. El texto proclama que los países en desarrollo deben recibir transferencia de tecnología para hacer frente al cambio climático, pero tampoco se especifica el tipo ni la cuantía.
Las conversaciones internacionales para poner coto al cambio climático se iniciaron en 1994, por lo que un año más de discusiones podría parecer intrascendente, pero no es así. En diciembre del 2007, en la cumbre de Bali, los países del mundo acordaron una «hoja de ruta climática» que debía concluir ayer con un tratado ambicioso para reducir las emisiones. La ciudad de Copenhague se convirtió en el símbolo del cambio hacia una sociedad menos dependiente de los combustibles fósiles. Se hablaba de una nueva revolución verde. Pero las expectativas se han roto. «Han engañado a la humanidad», clamaron ayer las ONG’s.
En el asunto fundamental no hubo acuerdo. Los científicos de la ONU habían emplazado a los países industrializados a reducir sus emisiones entre un 25% y un 40% en el año 2020 con respecto a 1990. Solo así se podría evitar el temido aumento de dos grados. Sin embargo, las propuestas presentadas en Copenhague se quedaron en un insuficiente 17%. La UE llegó con un anuncio del 20%, aumentable al 30% si había acuerdo, pero la gran decepción fue la negativa de EEUU a ir más allá del 4% ya conocido.
Como los ricos no han pactado un calendario para reducir emisiones hasta el 2020, lógicamente tampoco se ha avanzado en el otro gran escollo: cómo lograr que los emergentes contengan su crecimiento en el mismo periodo.
La Cumbre de Copenhague acogió a 20.000 delegados, empresarios, activistas y periodistas, o lo que es lo mismo: 46.000 toneladas de CO2 (6.000 de ellas producidas dentro de la ciudad y el resto fuera, durante los vuelos de ida y vuelta de los asistentes).
La Secretaría de Cambio Climático de la ONU (UNFCCC, en sus siglas en inglés) tiene su base en Bonn (Alemania). Allí, a lo largo de los 365 días y 6 horas, existen pequeñas reuniones sobre la materia. Una de mayor envergadura tendrá lugar en noviembre en Cancún (México). Sudáfrica tomará el relevo al año siguiente. En 2012, en cambio, la ONU pretende dar con un «hogar» fijo. Con esta medida la Organización no sólo trata de reducir el cuentakilómetros aéreo, sino las distracciones que originan este tipo de encuentros: «Dos semanas en un país diferente terminan por diluir la agenda de trabajo prevista y conlleva innumerables molestias para el anfitrión, más pendiente de endulzar la estancia de sus huéspedes que de vigilar la contaminación producida por éstos, y por todos», según una funcionaria de UNFCCC citada por el editor de Times.
Pero China, poniendo por delante su economía, se sumó al agitado debate sobre el origen del calentamiento global, que se dio por superado en 2007 con apoyo de la mayoría de los científicos pero que resurge. Xie Zhenhua, negociador sobre el cambio climático y vicepresidente de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma (órgano responsable de la planificación económica del país), afirmó que aún existen muchas discrepancias sobre las causas del calentamiento, pero aseguró que Pekín mantendrá su compromiso para luchar contra el mismo.
"Aún hay dos puntos de vista distintos en la comunidad científica sobre la causa del calentamiento. Mucha gente, la corriente principal, afirma que la quema de grandes cantidades de combustibles fósiles durante el proceso de industrialización ha causado un incremento de gases de efecto invernadero, responsables del calentamiento", declaró en la sesión anual del Parlamento chino, informa Reuters. "Otro punto de vista mantiene que la razón principal es cambios en las manchas solares o cambios naturales del medio ambiente. E incluso hay un punto de vista más extremo que dice que la influencia del hombre en la modificación de la naturaleza sólo puede ser minúscula".
Xie, sin embargo, defendió que, "en lo que respecta a los Gobiernos, dado que el desarrollo a largo plazo del cambio climático causará un gran daño a la humanidad, es mejor creer que está ocurriendo que creer que no está ocurriendo". La declaración llegó sólo un día después de que China e India suscribiesen el Acuerdo de Copenhague, el vago texto que acordaron los países en la capital danesa y que sólo fija objetivos voluntarios.
Las palabras de Xie suponen un nuevo varapalo a la lucha contra el cambio climático, en caída libre desde noviembre. Después que llegó el fracaso de Copenhague y el Panel Intergubernamental de Cambio Climático admitió errores en su informe de 2007. Ese informe, que fue aprobado en Valencia con presencia de todos los Gobiernos, incluido el chino, confirmó que el calentamiento era "inequívoco" y que con más del 90% de probabilidades se podía atribuir a la emisión de gases de efecto invernadero, como defiende la gran mayoría de la comunidad científica. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, anunció ayer una revisión independiente del informe del IPCC: "Tenemos que saber con claridad qué es lo que sabemos y también las incertidumbres".
La esperanza de lograr un tratado vinculante para contener estas emisiones se diluye cada día. El martes, la Comisión Europea admitió que no era realista esperar ese tratado en la Cumbre del Clima de Cancún, en noviembre.
Meses después de que se redactase el acuerdo final sobre el clima en la Cumbre de Copenhague, la mayoría de los países emisores de gases de efecto invernadero se han adherido al pacto, según el listado publicado hoy por la ONU. A la cabeza de los 110 estados se encuentran China y EE UU, destaca la organización.
La lista contribuye a poner fin a semanas de incertidumbre sobre el apoyo final que cosecharía el texto negociado por el Secretariado de Naciones Unidas para el Cambio Climático tras el desencuentro en la cita danesa. El acuerdo, que no es vinculante ni establece los compromisos nacionales para conseguir la reducción de dos grados centígrados establecida en el texto, es lo máximo que se pudo obtener de una cumbre "decepcionante" que le ha costado el puesto a Yvo de Boer, responsable de la ONU para el cambio climático.
Así, el responsable de la ONU para el cambio climático, el holandés Yvo de Boer, ha anunciado que dimite de su cargo como secretario ejecutivo de la Convención Marco de Naciones Unidas para Cambio Climático, organismo que lidera desde 2006, en julio después de que la organización de la Cumbre de Copenhague en diciembre no alcanzase a ningún acuerdo operativo para después de 2012, cuando termina el primer plazo de cumplimiento del Protocolo de Kioto.

Correa Álvarez A.

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